El día de ayer, Domingo 4 de Julio, falleció uno de los grandes escritores laguneros, de Historia principalmente, a la edad de 52 años víctima de un infarto mientras caminaba por Torreón Jardín. Era uno de mis escritores favoritos, sus columnas cargadas de ironía y datos poco conocidos de hechos historicos enriquecian mi gusto por la historia.
Amparán nació el 23 de octubre de 1957 y estudió la carrera de ingeniero industrial, pero nunca la ejerció, pues se dedicó al estudio y la enseñanza de la historia. En 1990 obtuvo una maestría en Educación por el Tec de Monterrey.
"Pancho" Amparán era director del área de Humanidades y Ciencias Sociales en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Laguna, universidad donde trabajó durante dos décadas.
En el Tec de Monterrey fue un profesor popular en materias como valores socioculturales, historia y panorama internacional.
En el Tec de Monterrey fue un profesor popular en materias como valores socioculturales, historia y panorama internacional.
Desde joven se interesó en la literatura y en 1977 ganó el concurso de relatos de ciencia ficción de la Universidad de Guanajuato. Fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en 1990 y ganador del Premio Estatal de Periodismo de Coahuila en 1997.
Desde hace años leo su columna dominical en el Siglo de Torreón titulada "Los días, los hombres, las ideas", sobre acontecimientos internacionales, nacionales o locales, con un toque muy mordaz e irónico. Tiene un libro donde público una recopilación de estas columnas llamado "Esquinas a la Vuelta del Domingo".
Para mi era grato escucharlo en radio a través de Grem en 95.5 con "el cometario de Hoy" o igual leer la misma columna diariamente en el Siglo.
Ya no escuchare más "Aguilas y Serpientes" programa radial de 880 am acerca de la historia de México con su peculiar estilo.
Descanse en paz, "panchito" Amparán, gran escritor e historiador lagunero.
By Eomer
Concuerdo contigo al 100%. La historia se volvía deliciosa en sus clases! Datos super interesantes, la ironia repetitiva que le descubría al comportamiento humano y la emoción con la que platicaba los hechos como si fuera la primera vez que lo hiciera, lograba que sus alumnos nos transportaramos a distintas épocas y pudiéramos comprender cada situación histórica, por compleja que ésta fuera.
ResponderEliminarEn verdad me es dificil aceptar que este gran profesor, de vocación indiscutible, ya no vuelva a llenar las aulas con sus inteligentes comentarios.
"Panchín, ¡Gracias por compartirte de esa forma en cada clase!"
LIN '97 Iliana Hernández Luna